viernes, 13 de junio de 2014





VIRGILIO Y SU MUNDO POÉTICO




CARLOS A. DISANDRO



Después de señalar la ausencia en América de la filología de la Antigüedad greco-romana, como fuente viva que fecunde nuestro saber y nuestra capacidad creadora, pasa don Carlos Disandro a examinar la obra virgiliana según una triple escala de creciente profundización. La primera es el canto; éste halla en la Arcadia de las Églogas un paisaje ideal que, sustraído a la disolución del contorno, permite un nuevo vínculo de lo cotidiano con su secreto divino. En las Geórgicas en cambio hace descender el canto al espacio rústico y concreto, discretamente enlazado con una meditación lírica capaz, como Orfeo, de enfrentar a la muerte en una victoria que la transfigura. Por fin la Eneida se adentra en la historia misma, y más allá de las concepciones cíclicas de los antiguos, vislumbra en ella un centro preciso y una configuración escatológica delicadamente insinuados en el destino civilizador de Roma.




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